Actualmente Guatemala se enfrenta a duros escenarios a consecuencia del COVID-19, lo que agudiza la ausencia de oportunidades para superar las crisis económicas, emocionales y de salud que ciudadanos y ciudadanas enfrentan actualmente; a esto se suma la incertidumbre, cuadros generalizados de angustia, miedo y desesperación, ante verse a sí mismos y a sus familias vulnerables por la imposibilidad de superar las dificultades, colocando en situación de mayor desventaja a personas con discapacidad, en situación de movilidad, niños, niñas, adolescentes y mujeres, como también a pueblos indígenas y comunidades con pobreza extrema y desnutrición, entre otras.
Estos dos últimos años, ha dejado en evidencia que las limitaciones del servicio comunitario, se realiza en desventajas graves, sumando a esto la falta de conocimiento y acceso a herramientas tecnológicas e internet, siendo para muchas comunidades un beneficio que no llega a ser prioridad o accesible para sus hogares, colectivos, redes o agrupaciones, limitando el acceso a la información, facilitar la comunicación o capacitación virtual, entre otras estrategias que potenciarían su trabajo.
Fortalecer las capacidades, conocimientos, entusiasmo y el trabajo comunitario de lideres en el territorio, debe ser una prioridad ante la emergencia de reactivar la economía local; promover el intercambio y desarrollo cultural; el aprovechamiento de las condiciones educativas actuales y la atención a acciones que promuevan el cuidado del medio ambiente.
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